lunes, 23 de agosto de 2010

"Niño maleducado"

Es fácil entender el por qué de la educación que recibimos desde niños ya, si hemos sido educados por europeos: religión europea, historia europea, ropas europeas, costumbres europeas y todo tipo de accesorios de susodicho continente. Fueron estos los que instalaron las primeras escuelas en la naciente patria, y si esperábamos que nos contasen la real historia en la que ellos en el mejor de los casos quedasen como codiciosos, asesinos y ladrones, pues entonces seriamos muy ingenuos. La iglesia que nos enseño a rezar y a venerar a Dios, es de potestad europea también, siendo esta la principal cómplice de ultrajes, aberraciones, asesinatos, violaciones, esclavitud, todo tipo de herejías, y otras injusticias, teniendo como único fin aumentar la clientela. La misma iglesia que en 1945 se horrorizara del holocausto. Hemos sido invadidos por la cruz y la espada, una y otra de alto contenido maligno y burgués. Educándonos como ellos quieren para ocupar el rol que la sociedad necesita que cumplamos para que no se vaya a la mierda la farsa de sistema que tenemos. Recuerdo unas palabras que leí hace bastante, pertenecientes a Picasso que decía: “Todos los niños nacen artistas, pero lamentablemente, inmediatamente se los comienza a doctrinar para formar parte del sistema, es decir: abogados, arquitectos, economistas, etc.”. Tan ciertas estas palabras y cualquiera que halla prestado atención a un niño lo puede comprobar, cantan, bailan, dibujan, pintan, construyen castillos de arena que una vez terminado romperá; porque el artista es así destruye sus obras, cuentan historias fascinantes que más de un novelista envidiaría, el delirio hasta la locura y como todo buen artista no quiere saber nada con el dinero, corren por ahí íntegramente en cueros como invocando el espíritu de John Lennon. Los ahoga esa necesidad imperiosa de tener que expresarse. Pero inmediatamente ahí estamos nosotros, los adultos, con la madurez suficiente para corregirlos, para quitarle la guitarra, el crayón, el tambor, vestirlo y enviarlo al preescolar. Perdona hijo, pero la sociedad esta muy enferma y, por ende, no necesita artistas, sino psicólogos, psiquiatras y farmacéuticos.

Quizás sea hora de entender de otra forma la vida, quizás sea momento de cambiar eso o al menos hacer el intento. Si por ejemplo: el mayor error del hombre es haber maltratado la naturaleza de forma imperdonable al punto tal que muchos de esos excesos no tendrán enmienda, ¿No es momento de empezar a reeducar por ahí? Porque esta educación esta fallando, y todo lo sabemos. Comenzar por el comienzo. No hay nada que debamos cuidar más, que la naturaleza y a cambio ella nos alimentará, nos curará, nos vestirá, nos proveerá de los materiales necesarios y que esto, con un poco de trabajo, nos dará una vivienda. Pero conscientes de compartir, tarea que no será fácil, pero que será una materia de suma importancia, más significativa aún que el Derecho. Cuando entendamos esto, cuando el compartir derrote a la codicia, recién ahí podremos respetar la vida, otro de los valores imperantes que deberíamos adoptar como uno de los principios rectores.

Sólo dejar que la naturaleza corra su curso, dejémonos llevar por ella. Permitámosles a los niños, ser como naturalmente quieren. No repitamos en ellos el error que se cometió con nosotros. Dejemos a la naturaleza gobernar, y veremos que generosa es, alcanza para todos y no conoce de “exclusión”.

Facundo Riera